La indefensión o desesperanza aprendida es el estado psicológico que se produce cuando los acontecimientos son incontrolables; es decir, cuando no es posible controlar un hecho aunque se presenten múltiples conductas: independiente de las acciones del individuo siempre ocurrirá lo mismo. Dentro de la teoría del aprendizaje se encuentra el condicionamiento instrumental u operante, en donde los psicólogos buscan encontrar las leyes de la conducta voluntaria. Esta área se ocupa de las respuestas voluntarias y de las leyes que las rigen ya que operan sobre el ambiente y pueden ser modificadas por la recompensa y el castigo. Otra área de investigación es el condicionamiento clásico o pavloviano, que se ocupa de las respuestas que no son voluntarias. En sí, en el condicionamiento clásico se dan respuestas anticipatorias o respuestas condicionadas que no controlan el estímulo incondicionado. En síntesis, lo que distingue un experimento pavloviano de un experimento instrumental es la indefensión, debido a que, en el aprendizaje instrumental el sujeto emite respuestas voluntarias que modifican ciertos resultados ambientales, mientras que en el condicionamiento clásico el sujeto se halla indefenso. La indefensión aprendida surgió de la investigación con animales al alterar las condiciones experimentales de evitación y escape. Al colocar a un perro inexperto en una caja de vaivén e iniciar la descarga, se encuentra que el perro comienza a correr indistintamente, hasta que eventualmente cruza la barrera y escapa de la descarga. Posteriormente, y luego de varios ensayos, el perro salta la barrera más rápidamente; en sí aprende a escapar de la descarga hasta que finalmente al comenzar la señal de descarga, el perro salta al otro lado de la caja de vaivén y evita la descarga. Al realizar una modificación a las anteriores condiciones, es decir, exponiendo a un perro que anteriormente había recibido descargas inescapables con condicionamiento clásico; se observó que, contrariamente a lo sucedido con perros inexpertos al empezar la descarga inicialmente se movió, pero en ningún momento escapó de la descarga sino que permaneció quieto recibiendo la descarga eléctrica, se tumbo y empezó a gemir pero nunca saltó la barrera para escapar de las descargas. Después de varios ensayos, el perro nunca escapó; éste es el resultado de la indefensión aprendida.(Seligman, 1975)En la investigación de la indefensión aprendida normalmente se utiliza un diseño tríadico que permite demostrar que es un fenómeno psicológico y no un déficit fisiológico. Este diseño tríadico utiliza 3 grupos de sujetos: uno que es expuesto a una situación que puede controlar de alguna manera; un segundo grupo expuesto a la misma situación que el anterior, solo que ninguna respuesta que haga la modificará; y por último, un tercer grupo control sin pre tratamiento. La principal ventaja del diseño tríadico es que prueba que no es la descarga sola, sino el haber aprendido que es incontrolable, lo que produce el estado de indefensión. La indefensión se investigó posteriormente en humanos encontrando que dicho estado es reforzado y mantenido por la expectativa, definida como el grado de atribución que hay entre la respuesta y su resultado. Esto quiere decir que la indefensión se presenta cuando el sujeto no logra evitar el hecho traumático por más que realice hasta lo imposible por salir de él, entonces el sujeto aprende que lo que haga o no, es independiente del resultado, originándose en él una expectativa que lo lleva a pensar que en las demás situaciones que se le presenten cotidianamente, él no podrá hacer nada para cambiar los resultados, y esto produce en el sujeto un debilitamiento motivacional, cognitivo y emocional que son característicos del estado de desesperanza aprendida. La motivación se ve disminuida puesto que el incentivo para iniciar respuestas voluntarias está alterado, ya que el responder no cambiara nada, en sí no hay un incentivo y por la ausencia de ese incentivo no se producen respuestas voluntarias (Klein, 1991).
No
todos los sujetos están en la misma disposición para adquirir la indefensión
aprendida, ya que no todos actúan de igual forma ante situaciones
incontrolables; la explicación más acertada para este fenómeno es la
experiencia; es decir, que un sujeto que ha tenido experiencias anteriores, que
ha podido controlar, ya sea evitándolas o escapando; está de cierta forma
predispuesto a no presentar indefensión o,
a resistir de mejor manera un estado de indefensión, al igual que será
más fácil pareaste sujeto abandonar un estado de indefensión al aprender más
fácil y sin tantos ensayos la relación respuesta-resultado (Burón,1994).De
manera contraria, un sujeto que no ha tenido experiencias traumáticas
incontrolables o que ha vivido estas experiencias pero no ha salido de ellas
muy fácilmente, es más propenso a caer en un estado de indefensión, depresión y
quizás, llegar hasta la misma muerte; en fin, se puede concluir que la
experiencia es en gran medida la causa de que se produzca o no un estado de
desesperanza o indefensión aprendida. (Ver Seligman, 1975)Estudios hechos sobre
la impredecibilidad como causante de ese estado emocional que es la
ansiedad encuentran que sujetos
expuestos a hechos traumáticos, personas y animales entran en un estado de
tensión, temor y miedo; excepto cuando hay alguna señal que de alguna manera
sea predictiva de un estado de seguridad; en ausencia de dicha señal los organismos
permanecen ansiosos o con miedo crónico.
En resumen, cuando un estímulo incondicionado no es predecible, es
decir, cuando las situaciones aversivas son impredecibles y no hay señal de
seguridad, se presenta un estado emocional que es la ansiedad. En experimentos se han encontrado úlceras
causadas por esa incontrolabilidad y por la impredecibilidad de un hecho; las
formas de disminución de úlceras esta dada por la aplicación de una señal que prediga el hecho permitiendo mayor
controlabilidad, y así disminuir los estados de ansiedad (Domjan y Burkhard,
1990).Lo anterior demuestra que cuando
un ser humano ha experimentado una situación
traumática imposible de controlar, su motivación para responder a nuevas y
posteriores situaciones traumáticas disminuye; inclusive, aunque el sujeto
responda y logre escapar o evitar la situación, le es muy difícil aprender que esa respuesta fue la eficaz para salir de
la situación traumática. Por último, el
organismo queda perturbado, su equilibrio emocional esta alterado y se
presentan respuestas asociadas a cuadros de ansiedad y depresión.
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