domingo, 31 de octubre de 2021

Adiestramiento tradicional Vs Educación canina en positivo

 

EDUCACIÓN CANINA EN POSITIVO VS ADIESTRAMIENTO TRADICIONAL

Mike Morabito

Una explicación mas detallada y extensa de lo que hable en mi vídeo mas recién, así que por favor no hay excusas por decir "según que perro esto o el otro no funciona" cuando quien no funciona es la persona, sea por falta de conocimiento y practica.

Adiestramiento tradicional Vs Educación canina en positivo

En este artículo veremos las diferencias que hay de la Educación canina en positivo y el Adiestramiento Tradicional.

Para ello empezaremos por las definiciones que nos da diccionario de la Real Academia Española RAE de las palabras Adiestrar y Educar

Definición del diccionario de la Real Academia Española RAE de ADIESTRAR

Hacer diestro, enseñar, instruir,Amaestrar, domar a un animal.

Definición del diccionario de la Real Academia Española RAE de EDUCAR

Dirigir, encaminar, doctrinar.

Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.

Educar la inteligencia, la voluntad.

Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.

Una vez definidas estas dos palabras, cabe decir que NO es lo mismo adiestrar que educar, a continuación daremos una definición más amplia de ambas palabras.

Adiestrar/Adiestramiento Canino

Podríamos definirlo como un programa de trabajo con el objetivo de potenciar ciertas habilidades del perro. Se trata de métodos secuenciales de más fácil a más difícil hasta que el perro aprenda ciertos mecanismos para situaciones concretas.

Podríamos dividirlo en dos:

 Adiestramiento particular: sería adiestrar al perro en ordenes de obediencia básica como pueden ser sentarse, tumbarse, quedarse quieto, acudir cuando se le llama, no tirar de la correa …ü

 Adiestramiento profesional : sería adiestrar al perro a niveles más avanzados como pueden ser los perros que participan en competiciones como el Agility, Flyball, Canicross, Dog dancing, … y los también llamados de trabajo o de utilidad, en este caso serían los perros adiestrados en detección de sustancias olorosas, rescate y salvamento, asistencia, guarda y defensa, etc.ü

adiestrar

Un mal adiestramiento puede dañar el equilibrio emocional de nuestro perro y a partir de aquí desarrollar problemas de conducta severos.

Educar/Educación canina

La educación trata de reforzar dos áreas fundamentales que son el desarrollo cognitivo del perro y la segunda el núcleo básico de su “yo” perro.

En este caso al perro no se le enseñan cosas concretas, sino que se le enseña a desarrollar a vivir el día a día, a resolver cualquier conflicto que se le pueda presentar para no sentirse amenazado y no desarrollar problemas de conducta.

El objetivo de la educación es que el perro sepa convivir con su entorno en armonía.

parque perros

Algunas diferencias entre Adiestrar y Educar

Adiestrar Educar

El proceso de inculcar habilidades específicas Convivir y prevenir cualquier problema de conducta

Una o varias habilidades en concreto Fomentar la mente alentándola a pensar y así saber como actuar en cada situación,áreas específicas,Tareas generales, Mejora el rendimiento en una habilidad en concreto,Desarrolla un sentido de razonamiento

Algunos ejemplos:

 Educar sería como ir al colegio y adiestrar sería como ir a una academia militar.ü

 Los deportistas de élite tienen que entrenar (adiestrar) para potenciar unas habilidades específicas, de esto se encarga el entrenador (adiestrador) y así poder competir con otros deportistas, pero cuándo no están compitiendo o entrenándose el como se comporten en la vida diaria sería la educación.ü

 Si nuestro/a hijo/a no dijera que esta recibiendo educación sexual en la escuela, estaría contento, pero si me dijera que esta recibiendo entrenamiento/adiestramiento, iríamos directamente a la policía.ü

Con estos ejemplo no se trata de decir que una cosa es mejor que la otra, tan solo diferenciarlas, dependiendo de lo que queramos de nuestro perro, debemos adiestrar o/y educar.

Tanto el adiestrador como el educador deben tener suficientes conocimientos sobre etología, cognición y fisiología de la conducta.

Diferencias entre el Adiestramiento tradicional y la Educación canina en positivo

Desde hace años incluso hoy en día se confunden con mucha facilidad lo que es adiestrar de lo que es educar, incluso entre profesionales.

De hecho si saliéramos a la calle a preguntar a las personas que diferencias hay entre un educador y un adiestrador, la mayoría no sabrían decirnos ninguna.

Para empezar debemos saber que el adiestramiento llego al mundo del perro antes que la etología moderna, para ser más concretos el adiestramiento llego de la mano del Coronel Konrad Most, el cuál adiestro perros para la policía alemana en 1906 y posteriormente para el ejército alemán. Los métodos de Konrad Most fueron adoptados por los ejércitos de diferentes países y se extrapolaron a la vida civil.

Estos métodos se basaban en el castigo.

Incluso hoy en día podemos comprar el libro de Konrad Most (Training Dogs. A manual), publicado en 1910, en muchos establecimientos.

Mientras que la etología moderna (ciencia que estudia el comportamiento de los empezó considerarse una ciencia con pleno derecho a partir de que Konrad Lorenz, Karl R. von Frisch y Niko Tinbergen recibieran el Premio Nobel por sus estudios sobre la conducta de los animales en 1973.

Desgraciadamente el mundo de los profesionales que se dedican al adiestramiento, la educación y la etología se partió en dos.

Los que su filosofía se basa en los conocimientos de Konard Most y de Rudolph Shenckel (leer artículo mitos de la dominancia. Enlazar) y se les llama adiestradores tradicionales y los que se basan en la ciencia (aprendizaje, fisiología de la conducta, bienestar animal, comportamiento, genética …), llamados educadores caninos en positivo.

Realmente, la nomenclatura que se utiliza en ambos casos es incorrecta, ya que ambos adiestran y educan, solo que unos utilizan una metodología y otros la otra.

Lamentablemente esto ha dado paso una guerra, mientras los “adiestradores tradicionales” dicen que los “educadores caninos” son unos salchicheros y unos “flower powers” porque siempre están premiando y solo consiguen las cosas cuando llevan comida, los “educadores caninos” dicen que los “adiestradores tradicionales” son unos castigadores y maltratadores porque enseñan a los perros a través del castigo.

Ni todos los adiestradores caninos son unos castigadores y maltradores, ni todos los educadores caninos en positivo son unos salchicheros y “flower powers”.

Es una pena tener que posicionarse en un sitio y más cuándo seguro que ambas filosofías aman a los perros, pero de tener que posicionarnos aunque la terminología sea incorrecta, nos posicionaríamos sin dudarlo en la Educación Canina en Positivo.

Aunque como acabamos de decir la terminología es errónea, la vamos a utilizar para ver algunas de las diferencias entre el adiestramiento tradicional y la educación canina en positivo.

Adiestramiento tradicional Educación canina en postivo

Se basa en conceptos erróneos como la metodología de Konrad Most y la Teoría de la dominancia (R. Schenkel) documentales y programas de TV sin ningún rigor científico Se basa en los estudios más modernos sobre etología, aprendizaje, cognición, motivación, bienestar, comunicación, biología de la conducta, etapas del desarrollo, ontogenia de la conducta …

No se tienen en cuenta las emociones desde un punto de vista científico y se trata solo el problema aparente Se tratan la emociones desde un punto de vista científico y tratan el fondo del problema

Los perros deben realizar lo que se les pide porque ellos son los líderes o alfas Los perros tienen que comprender las cosas y nosotros debemos comprenderlos a ellos para crear un vínculo y podamos ayudarles

Se utilizan métodos aversivos como collares de pinchos, ahogo, aire comprimido, ultrasonidos, eléctricos …

Utilizan premios para reforzar la conducta considerada correcta y se utiliza castigo positivo (castigo físico o psicológico que va de menor intensidad a mayor intensidad) para extinguir la conducta considerada incorrecta Se utiliza el conocimiento adquirido y se trata el problema desde un punto de vista etológico.

Utilizan premios para reoforzar la conducta que se considera correcta y utilizan castigo negativo (retirar algo agradable) para extinguir o suavizar la conducta incorrecta.

No dejan pensar al perro, ya que el perro debe hacer lo que diga el adiestrador o el propietario Deja pensar al perro para que trate de resolver el conflicto y si este no lo consigue se le ofrece una ayuda antes de que se frustre

La metodología utilizada obtiene resultado por el miedo a las consecuencias y puede rompem el vínculo entre el perro y el propietario La metodología utilizada obtiene resultados por la comprensión tanto por parte del perro como del propietario y mejora el vínculo

Mayoritariamente las técnicas utilizadas son de habituación e inundación La metodología utilizadas es el contracondicionamiento y la desensibilización

Adiestran al perro y dan instrucciones de manejo al propietario Educan tanto al perro como al propietario

No hay ningún estudio contrastado que diga que el Adiestramiento tradicional de mejores resultados que la Educación canina en positivo Hay numerosos estudios contrastados basados en etología que demuestran que la Educación canina en positivo da mejores resultados que el

Adiestramiento tradicional

En ocasiones los resultados pueden parecer más rápidos que en la Educación canina en positivo.

Los perros se sienten más amenazados y realizan más conductas evasivas y señales de apaciguamiento/ calma En ocasiones los resultados pueden ser más lentos que en el Adiestramiento tradicional.

Los perros no se sienten amenazados y realizan escasas señales de apaciguamiento/ calma También cabría remarcar que muchos adiestradores tradicionales y muchos educadores caninos en positivo, no están bien formados y esto hace que los grandes perjudicados sean los perros y los propietarios.

Reflexiones

¿Si en la sociedad en la que vivimos esta penada la violencia tanto física como psicológica a las personas y especialmente a los niños/as, porque no esta penada de la misma forma la violencia física y psicológica hacia los animales?, ¿no tienen ellos el mismo derecho a una vida digna?

¿Si es inconcebible no satisfacer las necesidades básicas de un niño/a como pueden ser el juego, el cariño, la comprensión, la alimentación, sus necesidades fisiológicas, la educación, etc, porque no es lo mismo con un perro?

¿Si no abandonarías a tu hijo porque si lo harías con un perro?, en ambos casos no han decidido estar contigo, eres tu el que lo has elegido.

Si antes de tener un hijo te informas de ¿cuáles son sus necesidades en cada etapa de su vida, porque no haces lo mismo con tu perro?

¿Si cuidas el bienestar de las personas que quieres, porque no cuidas el bienestar de tu perro?

¿Realmente conoces las necesidades de un perro como especie?

Bibliografía

Real Academia Española

The Emotional Lives of Animals (Mark Bekoff)

The effect of development and individual differences in pointing comprehension of dogs (Department of Ethology, Eötvös University)

Dog training methods: their use, effectiveness and interaction behavior and welfare (Anthroology Institute Department of Clinical Veterinary Science, University of Bristol)

Effects of 2 training methods on stress-related behaviors of the dog and on the dog – owner relationship (Laboratoire d’Ethologie Expérimentale et Comparée, Université Paris)

Dog Behaviour, Evolution, and Cognition (Ádám Miklósi)












sábado, 30 de octubre de 2021

Comprender la indefensión aprendida en los perros

Comprender la indefensión aprendida en los perros

De ADRIENNE FARRICELLI

La indefensión aprendida afecta a los perros que han sido sometidos a castigos repetidos, con pocas oportunidades de "hacer las cosas bien"

¿Qué es la indefensión aprendida en los perros?

La indefensión aprendida es un estado psicológico durante el cual un animal o un ser humano han aprendido a través de la experiencia a darse por vencido y comportarse de manera indefensa a pesar de que tiene la oportunidad de evitar la circunstancia desagradable en primer lugar. Este estado psicológico fue estudiado en 1967 por el psicólogo estadounidense Martin Seligman cuando realizó algunos experimentos con perros.

En el experimento, los animales fueron sometidos repetidamente a un dolor del que no se podía escapar. Básicamente, estaban condicionados de forma clásica a esperar una conmoción después de escuchar un tono. Cuando estos perros fueron colocados en una caja de transporte dividida en dos cámaras por una barrera baja, los perros no hicieron ningún intento de escapar, a pesar de que todo lo que se necesitó fue un salto por encima de la barrera.

Para investigar más a fondo este fenómeno, se llevaron a cabo más experimentos. Los perros se dividieron en tres grupos; un grupo estaba compuesto por perros que fueron atados a arneses y luego liberados, otro grupo estaba compuesto por perros atados a arneses y sometidos a golpes que podrían haberse detenido presionando un panel (entrenamiento para evitar el escape), y otro grupo finalmente estaba compuesto por perros que estaban recibiendo golpes en momentos aleatorios y no pudo controlar su duración.

Cuando los perros fueron colocados en una caja de transporte dividida en dos áreas, los perros del primer y segundo grupo se dieron cuenta rápidamente de que saltar fuera de la barrera ayudaba a evitar el impacto. En cambio, los perros del tercer grupo simplemente se rindieron y nunca intentaron escapar de los dolorosos golpes. Esta impotencia y falta de escape fueron similares a las observadas en personas que padecen depresión clínica crónica.

Sin embargo, Pratt (1980) sugirió que lo más probable es que los perros de Seligman fueran más similares a las víctimas de traumas que a las personas deprimidas. Es posible que los perros no hayan reaccionado porque estaban paralizados por el miedo y el terror o fue más una respuesta aprendida en la que los perros a través de la experiencia simplemente dejaron de intentarlo, ya que los intentos fueron inútiles en el pasado.

Maier y Seligman (1976) pensaron además que tal vez el choque ineludible causó tanto estrés que los perros se quedaron sin un neuroquímico que los animales necesitaban para moverse. Para obtener más información sobre cómo reaccionan los perros al estrés, lea la " respuesta de lucha o huida en los perros”. También pensaron que para que ocurriera la indefensión aprendida, los perros tenían que estar A) expuestos a una experiencia traumática y B) ser incapaces de escapar de esa experiencia traumática (control sobre su entorno).

Según Lindsay, el impacto ineludible tuvo efectos dramáticos que interfirieron con el aprendizaje. En ensayos posteriores, incluso los perros que lograron escapar se vieron tan afectados negativamente que no pudieron repetir el comportamiento.

Cómo afecta a los perros

El siguiente párrafo describirá algunos casos en los que se produce la indefensión aprendida. A menudo, la gente no se da cuenta de que lo que parece un "buen comportamiento" es en realidad un estado de impotencia aprendida.

Imagínese a una maestra en clase haciendo una pregunta a sus alumnos. Una niña levanta la mano emocionada y responde. El maestro dice que la respuesta es incorrecta. A continuación, la maestra hace otra pregunta y la niña vuelve a levantar la mano, segura de que esta vez lo hará bien. En cambio, la maestra vuelve a demostrar que estaba equivocada.

Repita esto varias veces y pronto notará que el niño comenzará a levantar la mano cada vez menos. Al final, es posible que deje de intentarlo, incluso si está segura de que sabe la respuesta correcta. En los seres humanos, la indefensión aprendida a menudo afecta la autoestima; de hecho, las personas que se han sentido avergonzadas suficientes veces en situaciones sociales, pueden comenzar a encerrarse en su caparazón, hablar menos y buscar interacciones sociales cada vez menos. En los perros, afecta la expresión de su comportamiento.

Los cachorros nacen como pizarras en blanco que son naturalmente confiadas y ansiosas por aprender. Desafortunadamente, las experiencias negativas pueden afectarlos causando comportamientos distantes y sospechosos en el futuro. Es asombrosa la cantidad de entrenadores que han comenzado a usar collares de choque para entrenar cachorros pequeños con una simple orden como un retiro.

Los cachorros son muy fáciles de entrenar, son frescos, pero sin comportamientos arraigados. Lo hacen excepcionalmente bien con refuerzo positivo.

El uso de la descarga en cachorros y perros, especialmente sin un entrenamiento previo de escape / evitación (ayudando al cachorro a descubrir qué comportamientos debe realizar para detener la descarga) puede llevar a un estado en el que los perros pueden parecer muy indecisos y pueden tener miedo. Ofrezca cualquier comportamiento nuevo por temor a que pueda conducir a un castigo. A menudo, el ojo inexperto confunde este miedo a interactuar con el entorno con un perro bien entrenado "que se porta bien".

Nicole Wilde lo explica maravillosamente, afirma: "Hay una diferencia clara entre un perro cuyo lenguaje corporal dice: 'Está bien, lo entiendo, no quieres que haga eso' y aún se ve brillante y feliz, y uno cuya luz se ha sido extinguido. Este último es indeciblemente triste de presenciar”.

Muchos entrenadores profesionales y conductistas que utilizan el entrenamiento basado en la ciencia se oponen al uso de métodos de entrenamiento de confrontación y confrontación. César Millán es conocido por hacer creer al público que con su toque mágico, puede domesticar a los perros más salvajes. En realidad, lo que está haciendo es someter al perro a un estado de indefensión aprendida. Los perros se rinden, dando la ilusión de comportarse cuando en realidad están en un estado de estrés y miedo sometidos.

Cómo lidiar con la indefensión aprendida en los perros

Entonces, ¿cómo se maneja con un perro que ha sido víctima de esto? Si tienes un perro que parece comportarse de forma sumisa y tiene miedo de interactuar con el entorno, es posible que desees ayudarlo a tener más confianza.

El proceso es muy gradual y lleva tiempo. Sin embargo, también es cierto que es muy gratificante. Tenga en cuenta que a menudo es fácil etiquetar a un perro recién rescatado del refugio como tímido, sumiso e inseguro. A menudo, es posible que se pregunte si el perro ha sido descuidado y maltratado. Sin embargo, a menudo, a medida que estos perros se familiarizan con su nuevo entorno, salen de su caparazón y muestran sus verdaderos colores. Los profesionales caninos tienen un nombre para este "período de luna de miel". Básicamente, estos perros pueden actuar de cierta manera los primeros días y luego actuar de manera totalmente diferente una vez que se "acomoda

Entonces, ¿cómo se ayuda a un perro que es muy indeciso en la participación e inseguridad? He tenido mucho éxito con el entrenamiento con clicker. He visto a perros vacilantes florecer bajo mis ojos al descubrir la felicidad de cómo la interacción con su entorno les proporcionaba recompensas. Y debo decir que verlos salir de su caparazón también es muy gratificante para mí.

Como dice Nicole Wilde, trabajando para fomentar el comportamiento podemos "cambiar la indefensión aprendida en alegría aprendida".

Este contenido es exacto y verdadero según el mejor conocimiento del autor y no pretende sustituir el asesoramiento formal e individualizado de un profesional calificado.

martes, 26 de octubre de 2021

Agresividad canina, definición y explicación.


La agresividad es un aspecto importante en el comportamiento social de cualquier especie. En el perro doméstico esta importancia es aún mayor, ya que la agresividad es una de las principales causas de consulta en etología clínica canina. El comportamiento agresivo incluye conductas muy diferentes, especialmente por los factores responsables de su control. Por tanto, el estudio del comportamiento agresivo de los animales debe incluir necesariamente un intento de clasificación.

Clasificación en función de las estructuras nerviosas implicadas

Ejemplo de agresividad canina de origen vírico

Las clasificaciones comúnmente utilizadas para la agresividad de los animales domésticos son de tipo contextual

Clasificación contextual

Conflicto social (
antes catalogada como por dominancia)

Maternal:

Por miedo:

Intersexual:

Territorial:

Redirigida:

Por dolor:

Secundaria a endocrinopatías, enfermedades del sistema nervioso central como hidrocefalia y epilepsia, y otros problemas orgánicos. A diferencia de las demás, no aparece en contextos previsibles.

Clasificación en función de las estructuras nerviosas implicadas

Ofensiva

Defensiva

Depredadora

Agresividad canina


Probablemente, la clasificación más objetiva es la realizada en función de las estructuras nerviosas implicadas en el control de la conducta agresiva. Esta clasificación distingue sólo tres tipos de agresividad: ofensiva, defensiva y depredadora. Estos tres tipos se distinguen no sólo por las estructuras nerviosas que los controlan, sino también por el contexto en que aparecen y por las secuencias motoras que los caracterizan. Dichas secuencias son relativamente invariables y, por tanto, resultan útiles a la hora de identificar el tipo de agresividad.

El control de la conducta agresiva es de tipo jerárquico. La secuencia motora del ataque, defensa o depredación está controlada por el mesencéfalo, cuya actividad está controlada por el sistema límbico y el hipotálamo, y la de éstos, a su vez, por la corteza cerebral. Las áreas responsables de cada tipo de agresividad son distintas. Así, por ejemplo, la estimulación del hipotálamo dorsal genera agresividad defensiva, la del hipotálamo medial genera agresividad ofensiva, y la del hipotálamo lateral genera agresividad depredadora.

Parece ser que la estimulación del hipotálamo produce agresividad al aumentar la actividad de las vías nerviosas que proyectan al mesencéfalo. Las tres formas de agresividad descritas se caracterizan, tal como hemos dicho, por tener secuencias motoras distintas, y los circuitos nerviosos del mesencéfalo responsable de dichas secuencias son también distintos. La amígdala -que es una parte del sistema límbico- juega un papel importante en el control de la conducta agresiva.

Ejemplo de agresividad canina de origen vírico

Es interesante recordar que el virus de la rabia manifiesta un tropismo especial por ésta y otras estructuras del sistema límbico, hecho que podría explicar la agresividad que caracteriza a la denominada forma furiosa de la rabia y que aparece también en otras encefalitis víricas.

Además, la amígdala contiene receptores para algunas hormonas sexuales, que tienen un efecto destacado sobre algunas formas de agresividad.

Tanto la agresividad ofensiva como la defensiva van acompañadas de signos evidentes de estimulación simpática. Por esta razón, ambos comportamientos reciben a veces el nombre de agresividad afectiva, en oposición a la agresividad depredadora o no afectiva. Existe una diferencia adicional importante entre la agresividad depredadora y la afectiva (tanto ofensiva como defensiva): la estimulación de las estructuras nerviosas que controlan a esta última parece ser desagradable para el animal, mientras que la estimulación que desencadena el ataque depredador constituye un refuerzo.

La distinción entre agresividad ofensiva y defensiva está reforzada por el hecho de que las hormonas sexuales masculinas tienen efectos distintos sobre uno y otro tipo.

Las clasificaciones comúnmente utilizadas para la agresividad de los animales domésticos son de tipo contextual

A pesar del interés de la clasificación que hemos expuesto, resulta evidente que es muy general. Por ejemplo, la agresividad entre dos individuos de un mismo grupo que compiten por un mismo recurso (alimento, por ejemplo), y la dirigida hacia un animal que ha invadido el territorio de otro se incluirían dentro del mismo tipo (agresividad ofensiva), aunque se trata de conductas que aparecen en contextos distintos. Por lo tanto, en muchas situaciones resulta interesante disponer de una clasificación que tenga en cuenta, precisamente, el contexto o situación que desencadena este comportamiento. En consecuencia, las clasificaciones comúnmente utilizadas para la agresividad de los animales domésticos son de tipo contextual. Una posible clasificación aplicable, en principio, a todas las especies domésticas sería la siguiente:

Clasificación contextual

Competitiva:

Se manifiesta cuando dos individuos intentan acceder al mismo recurso a la vez.

Jerárquica o por dominancia:

Se manifiesta cuando dos individuos intentan establecer una relación de dominancia-subordinación. A menudo, aparece asociada a la agresividad competitiva.

Maternal:

Se manifiesta en respuesta a un estímulo que supuestamente amenaza a las crías. En la perra, aparece en ocasiones durante la pseudo gestación (antes conocido como embarazo psicológico), incluso en ausencia de crías. En algunos roedores empieza a manifestarse antes del parto.

Por miedo:

Se manifiesta en respuesta a estímulos que suponen una amenaza para el animal, especialmente cuando no puede huir.

Intrasexual:

Se manifiesta espontáneamente en respuesta a la presencia de individuos de la misma especie y sexo. En la mayoría de especies es mucho más frecuente en machos que en hembras.

Territorial:

Se manifiesta cuando un animal invade el área normalmente utilizada por otro individuo o grupo. En general, se dirige hacia individuos de la misma especie, pero en el perro -y muy ocasionalmente en el gato- puede dirigirse también hacia personas.

Redirigida:

Se manifiesta cuando el estímulo que desencadena la conducta agresiva es inaccesible para el animal, de modo que la agresividad se dirige hacia un estímulo alternativo.

Por dolor:

Se manifiesta en respuesta a estímulos dolorosos.

Secundaria a endocrinopatías, enfermedades del sistema nervioso central como hidrocefalia y epilepsia, y otros problemas orgánicos. A diferencia de las demás, no aparece en contextos previsibles.

Algunos autores incluyen también la denominada agresividad aprendida. No obstante, el aprendizaje modifica cualquier forma de agresividad. Por otra parte, es innegable que en el caso concreto del perro, el comportamiento agresivo puede ser resultado del adiestramiento. A partir de clasificaciones similares a la anterior, la American Veterinary Society Animal Behavior ha propuesto, para el perro y el gato, otras clasificaciones ligeramente distintas y más detalladas.

Bibliografía

Tratado sobre la agresividad canina – James O’Heare

Environmental Effects on Compulsive Tail Chasing in Dogs – Research Programs Unit, Molecular Medicine, Department of Veterinary Biosciences, University of Helsinki

Testing and treatment method of canine agression toward humans, the role of human social signal – Eötvös University

miércoles, 20 de octubre de 2021

La teoría del apego: confusiones, delimitaciones conceptuales y desafíos Primera parte

EL CONCEPTO DE APEGO

 Introducción

EL CONCEPTO DE APEGO y la teoría que lo sustenta han supuesto una gran aportación a la comprensión del ser humano, gracias a lo cual ha llegado a ocupar un lugar destacable en numerosos contextos profesionales. Propone un concepto intuitivo muy poderoso, sostiene una visión constructiva del desarrollo humano, y cuenta con el respaldo de un poderoso marco teórico e investigador. Ahora bien, el desconocimiento de la teoría, la falta de clarificación en algunos aspectos fundamentales de su conceptuación, y la desconsideración de sus limitaciones, han propiciado usos poco productivos y a veces erróneos. Estas anomalías nos colocan ante situaciones que no podemos explicar desde este marco teórico, o que incluso interpretamos inadecuadamente. Una visión crítica y algo escéptica puede arrojar luz sobre muchos de estos errores, forzarnos a una reflexión detenida, y así conducirnos a una revalorización más ajustada de un productivo concepto teórico. Ése es el objetivo de este trabajo, en el que buscamos reflexionar sobre algunos hallazgos y evidencias especialmente relevantes que trataremos de conectar con inquietudes presentes en ámbitos asistenciales.

Consideramos que muchas de las dificultades mencionadas se relacionan con cuatro cuestiones críticas: a) la falta de precisión en el uso del concepto, lo que normalmente parece producto del desconocimiento; b) la consideración (teórica y/o práctica) del apego como un sistema motivacional relativamente aislado; c) la confusión entre apego e intersubjetividad; y d) la falta de reconocimiento del carácter heterogéneo del apego. Cada uno de estos hándicaps puede traducirse en un desafío hacia el cambio y la mejora.

No entraremos aquí en la exposición de la teoría del apego. Para ello, remitimos al lector a textos introductorios como los de Marrone (1) o Lafuente y Cantero (2), y a una revisión crítica como la de Galán (3), y abordaremos de inmediato tres de las cuatro dificultades señaladas. Respecto a la primera de aquéllas, se ha alertado del frecuente uso vago, inapropiado o restringido del concepto, con una simplificación por la que el término "apego" aparece más como un concepto inspirador de una forma de entender al ser humano que como el marco de referencia bien sustentado que pretendía ser. Esta anomalía se soluciona con una profundización en el campo de conocimiento, y con una exigencia de rigor en su uso. Por el contrario, las otras tres dificultades nos sitúan ante aspectos insuficientemente abordados en el estudio del apego, demandando en primer lugar un trabajo de reflexión, investigación y clarificación.

 

El apego en un contexto de múltiples necesidades

Algunos profesionales intentan abarcar todo tipo de relación emocional con el término "apego", identificándolo con "vínculo emocional", en lugar de considerarlo como uno más de los posibles lazos emocionales que pueden establecerse entre dos seres humanos (4); en concreto, se trata de aquel que nos lleva a buscar la protección de alguien percibido como mayor o más sabio (5). Ese error conceptual puede extenderse al ámbito de la intervención, de modo que el apego se convierte en el eje de una actuación que debería estar dirigida en otra dirección, o se califica como "trastorno de apego" cualquier caso donde aparezcan dificultades en la relación padre-hijo, especialmente en contextos como el de la adopción (6). Esta situación puede explicarse desde el desconocimiento de la teoría, pero también porque se recurre al apego para entender aspectos tan complejos de la conducta humana que se acaba por sobredimensionar su poder explicativo. De esta manera, bajo el paraguas conceptual del apego acaban siendo agrupadas parcelas de funcionamiento humano que podrían tener su propia entidad conceptual.

La consideración de estos errores nos lleva a dos cuestiones relevantes. Por un lado, el carácter complejo y multifactorial de la motivación humana. Por otro, el interrogante acerca de qué tipo de seguridad buscamos en esa figura poderosa hacia la que nos dirige el apego.

Las motivaciones interpersonales y sus relaciones mutuas

Como hemos señalado, en muchas ocasiones se utiliza la teoría del apego para intentar explicar ámbitos de funcionamiento humano extremadamente complejos, imposibles de abarcar de forma exclusiva desde este marco teórico; frente a la tentación de sobredimensionar éste, contamos con la opción de buscar su articulación con otros acercamientos a la motivación humana. Esto implica un desafío a nivel conceptual, porque obliga a concebir modelos teóricos de cierta complejidad. En este ámbito contamos con aportaciones muy enriquecedoras, de las que podemos destacar aquellas que otorgan un lugar privilegiado al apego. Entre ellos encontramos algunos modelos multidimensionales de la motivación humana como los de Lichtenberg (7), Bleichmar (8) o Liotti (9), que nos llevan a entender el apego como uno más de los múltiples e interactivos impulsos que nos empujan, entre otras cosas, a relacionarlos con los demás seres humanos. Para ilustrar estas ideas vamos a remitirnos exclusivamente a la propuesta de Liotti, que plantea cinco sistemas motivacionales interpersonales: apego, ofrecer cuidado, competición (rango), sexualidad y cooperación. Una visión simplista nos situaría ante cinco posibles motores de la conducta, pero la realidad es más compleja, porque nos encontramos con un rico entrelazamiento de motivaciones.

Los elementos que introducen complejidad son muy diversos. En primer lugar debemos tener en cuenta que estos cinco sistemas motivacionales presentan distintos calendarios evolutivos; por ejemplo, el apego comienza a activarse de una forma marcada en el segundo semestre de vida, y tras alcanzar un pico, irá perdiendo relevancia conforme se entra en la adultez; por el contrario, en un desarrollo evolutivo sano el sistema de cuidado sobre otras personas será muy débil durante los primeros años, para ir reforzándose conforme se llega a la edad adulta. En segundo lugar, debemos considerar que entre estos sistemas se establece una relación muy dinámica. Así, interaccionan, se sustituyen, bloquean, amparan entre sí, etc. De estas posibles relaciones mutuas hay dos posibilidades que tienen una gran importancia a los efectos que aquí se consideran.

Por un lado, un sistema motivacional puede ir más allá de su objeto inmediato. De hecho, una de las razones que podrían haber hecho sobredimensionar el valor del apego residiría en su papel como nicho en el que se desarrollarían otros sistemas motivacionales. Por ejemplo, el sistema sexual lleva al emparejamiento y disfrute de una relación amorosa con elementos sensoriales-sensuales. Pero muchos de los elementos que permiten su despliegue (compartir intimidad, tolerar-disfrutar el contacto físico, mirarse de cierta manera, etc.) han sido aprendidos antes, muy posiblemente dentro del marco de una relación de apego (10). Es más, el apego podría ser el contexto relacional básico en el que se adquieren algunos aprendizajes fundamentales que van a influir en todos los demás sistemas motivacionales, por ejemplo, la autorregulación. Así, el Minnesota Longitudinal Study of Parents and Children, un ambicioso estudio longitudinal liderado por L. Alan Sroufe que comenzó en los 70 y aún continúa (11), define el apego como un sistema diádico de regulación de las emociones. La relación de apego implica un estrecho e intenso contacto continuado con una figura que dirige la relación, y éste sería un marco privilegiado para aprender a regular las interacciones con los demás y gestionar las propias vivencias. Consecuentemente, las anomalías en el campo del apego se traducirán en problemas para regular los sentimientos y las conductas. Por tanto, el apego nos impelería a buscar protección en caso de peligro, pero al mismo tiempo estaría creando un marco de interacciones en el que aprenderemos elementos básicos para cualquier tipo de relación con los demás... y con nosotros mismos. Quizá por ello, uno de los resultados del Estudio Minnesota es que al usar el apego para predecir la evolución de los sujetos de la investigación, este concepto está presente en casi todos los ámbitos de funcionamiento personal, pero su capacidad predictora en solitario resulta escasa. El apego parecía ser el lugar donde se incrustaban (embedded) esos otros factores determinantes en el desarrollo del ser humano.

Pero además, ese carácter dinámico de las relaciones entre los sistemas motivacionales va a implicar que uno puede ocupar el lugar de otro. Podemos encontrar ejemplos muy significativos en el entorno clínico. Por un lado, los estudios de seguimiento en relación al apego desorganizado muestran que a los 3-4 años de vida la desorganización se convierte en control. Es decir, se produce una inversión de rol por la que el infante trata de dirigir la relación a través de una estrategia coercitiva (imposición, violencia, chantaje sobre los progenitores) o de cuidado (extrema solicitud, rol de cuidador sobre los padres) (12). Por ello, a veces se ha entendido que el niño, el adolescente o el adulto controlador, agresivo, incapaz de auto-calmarse cuando se enfrenta con tormentas emocionales o pérdidas, nos estaría mostrando la evolución de un apego desorganizado (13). Pero también podríamos plantearnos si, en lugar de una forma "disfuncional" de apego, estaríamos ante una desconexión de éste y su sustitución por otro sistema motivacional, en concreto el de dominiorango, o el de cuidado. De esta manera, el niño (o adulto) dejaría de manejarse, dentro de esa relación, desde la necesidad de protección para hacerlo desde la imposición o desde la prestación de cuidados. En este sentido, y remitiéndonos a un ámbito práctico, podemos plantearnos cómo nos relacionamos profesionalmente con adolescentes problemáticos; es habitual que nos dirijamos (como casi siempre hacemos con los menores de edad) con una oferta de cuidado (del adulto) que debería ser asumida desde el apego (del niño). Desde un punto de vista del desarrollo evolutivo, se trata de una propuesta relacional comprometida, porque el adolescente se encuentra en un momento de vacilaciones respecto al apego, y de hiperactivación de los sistemas de competiciónrango y sexualidad. Si, además, su trayectoria vital ha implicado importantes daños emocionales en los momentos de activación del sistema de apego (lo que ha ocurrido en el maltrato infantil), no debería extrañar que ante una propuesta de apego respondan con desafío.

¿Cómo entender esta compleja interacción entre sistemas motivacionales? Escapa a los objetivos de este artículo abordar un tema tan amplio. Pero, al menos, sí quisiéramos esbozar algunas pinceladas. Una imagen sugerente y poderosa es la que compara el desarrollo psicológico del niño con la teoría cosmológica del Big Bang desde la que se explica el nacimiento del Universo. En esta teoría, de una masa inicial indiferenciada que concentra en un pequeño punto todo un potencial de desarrollo, a partir de un determinado momento se van desplegando componentes que darán lugar a las estructuras astronómicas que hoy percibimos de forma diferenciada. De la misma manera, el recién nacido parece ofrecernos una masa indiferenciada de potencialidades con funciones psicológicas y sistemas conductuales amalgamados, y conforme se despliega el desarrollo del niño podemos ir identificando cada uno de ellos (entre otros, los ya mencionados sistemas motivacionales). En unos años, lo que aparecía inicialmente como una mezcla fundida, acabará convirtiéndose en una cuerda formada por múltiples hilos entrelazados, ya más fáciles de visualizar como entidades diferentes.

Uno de esos hilos será el apego, que posiblemente tenga un papel especialmente señalado como guía o soporte para otros. Quizá sea tan importante porque constituye un sistema básicamente relacional, y con ello va a marcar al resto de los sistemas relacionales que vayan surgiendo en nuestra vida. Probablemente por ello, el apego ha sido propuesto como un "constructo organizador" (14) con el que dar un sentido coherente a esa compleja evolución psicológica que caracteriza al ser humano. No obstante, pueden plantearse dos dudas: si es necesario un concepto organizador, y cómo ejercería el apego ese papel tan especial.

Esta última cuestión ha sido expuesta en los términos de si el efecto del apego sobre tantos ámbitos del desarrollo (bienestar, relaciones de pareja, paternidad/maternidad, salud mental, etc.) se basa en su influencia sobre otras variables mediadoras, o si más bien ayuda a crear estructuras que poseerían el auténtico carácter explicativo; estas dos son las hipótesis que ha planteado el grupo de Minnesota, encontrando datos para apoyar a ambas (14). Un ejemplo de pronunciamiento en este debate lo encontramos en el grupo de Fonagy cuando plantea la existencia de lo que denomina "mecanismo interpretativo interpersonal", ligado a estructuras corticales prefrontales y que daría cuenta de la regulación de la atención y de la emoción junto con la capacidad para percibir al otro como poseedor de vida mental (mentalización); el desarrollo de esa estructura hipotética estaría marcada poderosamente por la relación de apego que el niño establece con sus cuidadores; y, por ello, cuando el apego falla será fácil encontrar problemas atencionales, dificultades en la regulación conductual y afectiva, y déficits en la mentalización (15).

De estos planteamientos se desprende la consideración del apego como un componente central en el desarrollo evolutivo del ser humano que tiene un valor protector por sí mismo, pero cuyo alcance se extiende a otros ámbitos del desarrollo. Esta proyección fuera de su misión original (asegurar la protección frente a depredadores) responde al establecimiento de un complejo juego dinámico con otros motores del desarrollo, de los que a veces resulta difícil deslindarlo. En esta situación, corremos el riesgo de confundirlos o de sobredimensionar el papel del apego a expensas de otros sistemas de conducta. Frente a ello, debemos plantear rigor en su definición, tanto a efectos teóricos como prácticos.

Peligros físicos versus emocionales

El apego nos remite a la seguridad buscada al enfrentarse a una amenaza. Pero ¿a qué tipo de peligro nos referimos? Sin ninguna duda, el apego incluye amenazas a la seguridad frente a peligros físicos, porque su origen filogenético residiría en la defensa frente a depredadores, las agresiones de congéneres o la posibilidad de no seguir al grupo en movimiento (16). Se trata de contextos de peligro para la propia integridad en los que se recurriría a una figura poderosa que aporte protección. Ahora bien, ¿podemos plantearnos lo mismo en lo referente a la amenaza procedente de nuestro mundo interno, cuando experimentamos ciertas vivencias emocionales dolorosas o angustiantes? En esos casos, ¿es el apego lo que nos impele a buscar apoyo en otra persona?

Situándonos en el contexto de una amenaza que sentimos procedente de nuestro mundo interno, en un primer nivel de análisis podemos considerar el temor a ser destruido por los propios sentimientos cuando estos adquieren cierta intensidad o cualidad. El trabajo clínico con niños y adultos a veces nos remite a visiones de la infancia en las que uno de los grandes retos que asumen los niños desde su nacimiento es el de manejar sus sentimientos, un reto evolutivo para el que se necesita la ayuda del cuidador. Más allá de especulaciones teóricas, la clínica y la psicopatología nos han mostrado cuán devastadores, inhabilitantes y generadores de disfunción y sufrimiento son los sentimientos que no pueden ser contenidos por el individuo. Pero también en adultos podemos percibir ese carácter de amenaza a la integridad que conllevan algunos sentimientos, desde la angustia de las crisis de pánico (con un característico temor a morir, volverse loco o perder el control) hasta las vivencias catastróficas de desintegración en la esquizofrenia. En este contexto de amenaza podríamos entender que se despertara el sistema de apego, es decir, la búsqueda de protección de alguien percibido como poderoso; de hecho, la búsqueda de objetos contrafóbicos en el trastorno de pánico es una muestra evidente de ello.

Esa sensación de peligro podría ser diferente cuando nos enfrentamos a otras vivencias emocionales dolorosas que no conllevan ese carácter tan amenazador. No obstante, resulta evidente que el ser humano tiende a buscar a alguien con quien compartir muchas de esas emociones (la tristeza, el enfado, la desesperación, la angustia, etc.); y por ello podemos preguntarnos nuevamente si lo que impulsa esa búsqueda es el apego. Probablemente, ésta sea la visión más extendida entre los profesionales, pero los recientes avances en el conocimiento de los aspectos más sutiles y profundos de las relaciones humanas nos están ofreciendo una explicación alternativa. Se trata de otorgar un lugar propio como motivación humana a la necesidad de compartir estados psicológicos, lo que en algunos lugares está siendo denominado "intersubjetividad". Si bien podemos referirnos a ella como una capacidad (la de conectar psicológicamente con otra persona), también podemos entenderla de forma complementaria como una necesidad o un impulso.

De hecho, y remitiéndonos a los conceptos básicos, podríamos plantear que lo que buscamos en el interlocutor será diferente cuando lo que sentimos en peligro es la integridad física o el bienestar emocional, aunque en ambos casos exista distrés y se busque una figura externa de apoyo. Atendiendo a la definición estricta de apego, la activación de éste implicará que la persona que vive la amenaza demande la protección de alguien fuerte y con una actitud confiada ante el peligro, que no la deje sola y esté dispuesta a enfrentarse al peligro; aun cuando pueda ser recomendable y deseable, no resulta estrictamente necesario que la figura protectora sea empática o sensible a la vida mental ajena. En cambio, cuando sienta un malestar emocional más ligado a vivencias internas, buscará preferentemente a una persona con sensibilidad y que disponga de habilidades básicamente relacionales (capacidad de escucha, empatía, etc.). Lo que estamos planteando, por tanto, es que ante ciertas vivencias emocionales podríamos buscar la protección de otra persona sin que esto tenga que ver necesariamente con el apego, aunque mantengamos el ideal de una relación en la que la figura de referencia pueda aportar ambas formas de cuidado.



domingo, 17 de octubre de 2021

Perros que juegan demasiado duro

Perros que juegan demasiado duro


Rough housing
 en el parque para perros

Por Nicole Wilde 

Traducción por Mike Morabito

P: ¿Cómo puedo hacer que mi perro juegue bien? Se emociona demasiado y juega demasiado duro con otros perros en el parque para perros. También intenta jugar con perros a los que obviamente no les gusta. (No ha lastimado a ninguno de sus compañeros de juego, pero asusta a sus dueños). ¿Cómo puedo ayudarlo a reducir la intensidad de su juego?

R: No soy fanático de los parques para perros; demasiadas cosas pueden salir mal. Pero respeto tu preocupación por otras personas y sus perros cuando tu cachorro juega con demasiada brusquedad o solicita que jueguen compañeros de juego desinteresados. Entonces, hablemos sobre cómo puede garantizar la seguridad de todos.

Los perros tienen diferentes estilos de juego según su raza, edad y otros factores, pero generalmente comprenden el lenguaje corporal de los demás. El primer paso para hacer que su perro juegue bien con los demás es familiarizarse con el lenguaje corporal canino  para que pueda notar cuándo comienzan a aumentar las tensiones.

Cuando estaba filmando en mi parque para perros local para mi DVD Diseccionando la dinámica del juego perro-perro, capturé cientos de horas de imágenes de perros interactuando. Al editar esta inmensa cantidad de metraje, pude dividir las cosas en lenguaje corporal y señales que indican que el juego se está volviendo demasiado rudo o abrumador. Permítame compartir algunos de estos elementos.

Cuando los perros retozan felices juntos, sus cuerpos son como fideos flácidos.

Las colas pueden moverse en arcos sueltos y las bocas pueden colgar abiertas. Cuando un perro se pone tenso, su cuerpo se pone rígido. En el juego, aunque la cola se mueve, puede mantenerse en alto y moverse rígidamente de lado a lado (esto puede indicar confianza o dominio), bajar y moverse rápidamente hacia adelante y hacia atrás dentro de un pequeño radio (posible nerviosismo o ansiedad). O incluso estar metido entre las piernas del perro (generalmente miedo). Cuando el cuerpo de un perro se pone rígido y esa "boca feliz" se cierra, es posible que esté mirando a otro perro o se ofenda por algo que está haciendo mientras esto sucede, esto se denomina "congelación".

Por momentáneo que sea, esta importante mini pausa le da tiempo al perro para evaluar la situación que tiene ante sí. ¿Necesita huir? ¿Debería pelear? ¿O está todo bien y todos pueden volver a lo que estaban haciendo? Dependiendo de la amenaza potencial, el perro tomará su decisión. Esté atento a las heladas en su perro y otros, junto con el otro lenguaje corporal mencionado. Si nota un lenguaje corporal congelado o tenso, manténgase alerta y listo para intervenir si es necesario. Por supuesto, hay mucho, mucho más por lo que estar atento, pero esto lo ayudará a comenzar.

En cuanto al juego en sí, hay que tener cuidado con la velocidad y la intensidad.

Es mucho más fácil que el juego se convierta en agresión cuando las cosas se vuelven rápidas y furiosas. ¿Están los perros corriendo por el parque? No hay nada intrínsecamente malo en eso, pero vigílelos para asegurarse de que toda la emoción alimentada por la adrenalina no se convierta en agresión. Cuantos más perros estén involucrados, mayor será el peligro potencial. Además, cuanto más vertical se vuelve el juego, especialmente cuando los perros están parados sobre sus patas traseras y luchan con la boca, mayor es el potencial de peligro. Y esté atento a las acciones que los perros pueden ofender. Algunas de las que hay que tener en cuenta son las jorobas, los golpes o golpes de cadera y la colocación de la cabeza sobre el cuello o los hombros de otro perro. 

Si nota que su perro se está sobreexcitado o juega demasiado bruscamente, o que otros dueños se están preocupando, cree una interrupción forzosa en la acción llamando a su perro.

Si no tiene una memoria sólida hasta el punto de que se acerque a ti incluso cuando juegue con otro perro, está bien; ¡Este es un escenario de mucha distracción! Practique primero en casa, luego trabaje al aire libre, agregando distracciones gradualmente a medida que su perro tenga éxito. ¡No olvide recompensarlo cada vez! También puede practicar recordatorios cuando el parque para perros esté vacío para que su perro se acostumbre a venir cuando lo llamen (simplemente no use comida si hay otros perros en el parque). Si crea una pausa de juego forzada, no es necesario que sea larga, solo lo suficiente para que su perro y los demás se calmen. Si las cosas se han intensificado hasta el punto en que parece que puede haber una pelea real, llama a tu perro o, si aún no tiene un recuerdo sólido, camina tranquilamente y agárralo. Luego átelo y sal del parque.

martes, 12 de octubre de 2021

Cómo leer el lenguaje corporal de tu perro

Conceptos básicos del lenguaje corporal

Por Stanley Coren | Ilustraciones de Emma Trithart, traducción por Mike Morabito 

¿Qué está intentando decirte tu perro? Los perros tienen un lenguaje que les permite comunicar su estado emocional y sus intenciones a los que les rodean. Aunque los perros usan sonidos y señales, gran parte de la información que envían es a través de su lenguaje corporal, específicamente sus expresiones faciales y posturas corporales.

Comprender lo que dice su perro puede brindarle mucha información útil, como cuando su perro está asustado y nervioso por lo que está sucediendo, o cuando su perro está nervioso y podría estar listo para atacar a alguien. Tienes que mirar la cara del perro y todo su cuerpo.

Para ayudarte, he creado una especie de versión visual de un libro de frases de Berlitz para que puedas interpretar los ocho mensajes más importantes que te envía tu perro.

1. Relajado accesible



     

Cola baja y relajada, orejas  recta pero no hacia delante, cabeza en la altura normal, boca ligeramente abierta y se le ve la lengua, posición del cuerpo normal, no esta echando hacia delante ni hacia atrás.


Este perro está relajado y razonablemente contento. Un perro así no se preocupa ni se ve amenazado por ninguna actividad que se lleve a cabo en su entorno inmediato y, por lo general, es accesible. Independientemente, acérquese a los perros nuevos con precaución y no intente apresurar a un perro a saludar , incluso si parecen relajados. 

2. Alerta: comprobando las cosas



La cola está en posición horizontal, se mueve ligeramente de un lado a  otro, no esta tensa ni los pelos son erizados, las orejas  erecta y hacia delante (tal vez se muevan un poco si el perro esta tenso/atento en escuchar), ojos bien abierto, la boca cerrad, cabeza en su posición natural, cómoda (por así decir), la posición de parado es ligeramente hacia adelante, recto y apoya sobre los dedos.   

Si el perro ha detectado algo de interés, o algo desconocido, estas señales comunican que ahora está alerta y prestando atención mientras evalúa la situación para determinar si existe alguna amenaza o si se debe tomar alguna acción.

3. Dominante Agresivo



La cola esta tensa, posiblemente se puede apreciar el pelo un poco erizado, los movimientos son de lado a lado, corto y rápido, los pelos de la región lumbar y dorsal están erizado, las orejas erguidas y hacia delante, la frente puede mostrar algunas arrugas, nariz arrugada, pupilas dilatadas, enseña los dientes, gruñidos, movimiento lentos con rigidez, según el contexto = distancia, respuesta de lo que le da miedo, detona la agresión, puede lanzar dentelladas,  ladridos…

Este es un animal muy dominante y confiado. Aquí no solo está expresando su dominio social, sino que también amenaza con actuar de manera agresiva si es desafiado. Saber si su perro es dominante o sumiso puede ayudar a su relación con su perro y también ser más consciente de cómo pueden actuar otros perros a su alrededor. 

4. Temeroso / miedoso y agresivo



La parte trasera baja, la cola está entre las patas,  el cuerpo esta encorvado, los pelos de la región lumbar y dorsal están erizados, las orejas echada hacia atrás, pupilas dilatadas, nariz arrugada, los labios ligeramente retraídos, muestran los dientes, las patas  traseras están flexionada hacia atrás…  

Este perro está asustado pero no es sumiso y puede atacar si se lo presiona. Por lo general, un perro dará estas señales cuando se enfrente directamente a la persona que lo amenaza. Los perros que tienen miedo pueden ser difíciles de tratar !

5. Estresado y angustiado

La cola esta baja, pero no entre las patas, el cuerpo está hacia abajo, las orejas hacia atrás, los ojos muy abierto (ojos de ballena), pupila dilatadas, respiración rápida / jadeo (a parte de ser un regulador de la temperatura del perro no indica mal estar, estrés, ansiedad, miedo…), salivación excesiva, y sudoración (un podo difícil de detectar a través de las almohadillas).    



Este perro está sometido a estrés social o ambiental. Sin embargo, estas señales son una "transmisión" general de su estado mental y no están dirigidas específicamente a ningún otro individuo. 

6. Temeroso y preocupado



Miedo y preocupación, El cuerpo esta hacia abajo, posiblemente un poco encorvado, la cola baja con posibles movimientos corto, orejas echada hacia atrás, la frente esta lisa, contactos visual muy breve y indirectos, lame la cara del perro dominante o se relame la cara (señal de apaciguamiento), la boca entre cerrada, puede levantar un  pata  (señal de apaciguamiento),y según el suelo se podrían apreciar las pisadas (sudoración).

Este perro es algo temeroso y ofrece signos de sumisión. Estas señales están diseñadas para apaciguar al individuo que tiene un estatus social más alto o al que el perro ve como una amenaza potencial, para evitar más desafíos y prevenir conflictos. Si su perro siempre muestra estos síntomas, es posible que no se sienta cómodo en su entorno y es posible que deba probar algunos consejos adicionales para que su perro ansioso se sienta relajado . 

7. Miedo extremo - Sumisión total

Sumisión pasiva, echado boca arriba, la cola entre las patas, expone el estomago y cuello, orejas echada hacia atrás, cabeza girada por evitar el contacto visual directo, ojos entrecerrados frente y nariz lisa (relajada), boca cerrada, es posible según el nivel de miedo, ansiedad…que se orine un poco.




Este perro está indicando una total entrega y sumisión. Está tratando de decir que acepta su estatus inferior humillándose ante un individuo de rango superior o amenazando a un individuo con la esperanza de evitar una confrontación física.

8. Alegre / juguetón



Alegría, invitación al juego, tren posterior y cola hacia arriba con movimientos amplio (esto puede anticipar que en breve el perro haga unos movimientos laterales cortos, unos amagos y empiece a correr muy rápido y ligeramente encorvado, orejas erguidas, pupilas dilatadas, boca abierta y se le ve la lengua, la parte frontal esta baja, hacia el suelo y las patas delanteras flexionadas.


Aquí tenemos la invitación básica para jugar. Puede ir acompañado de ladridos emocionados o ataques y retiradas juguetonas. Este conjunto de señales se puede utilizar como una especie de "signo de puntuación" para indicar que cualquier comportamiento brusco anterior no fue una amenaza o un desafío.

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Mike Morabito

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